Querido corazón:
En esta vida existen diferentes etapas en las cuales sufrirás en distinto grado. En la infancia no solías sufrir demasiado, solo cuando se acababa tu serie favorita de televisión, cuando se te caía tu golosina al suelo o cuando no querías que tu cuerpo se comiese esa cosa verde que siempre aparecía en el plato con un aspecto sospechoso emanando un olor insoportable para la nariz de cualquier ser vivo de la faz de la Tierra.
Las cosas se empiezan a complicar cuando unos seres diminutos y devastadores llamados hormonas empiezan a salir por doquier y empiezan a tocar cosas y a desmadrarlo todo de la cabeza a los pies. Estos pequeñajos te impulsan ha hacer y a sentir cosas muy extrañas y placenteras que nunca antes habías experimentado, de pronto empiezas a sentirte raro cuando estas delante de otra persona, ¿cómo puede ser esto posible?.
Yo, la mayoría de las veces intento controlarte, ¡pero me lo pones tan difícil!. Siempre andas cometiendo estupideces un día te enamoras, otro día te peleas y te enfadas y al siguiente día te ablandas y te vuelves a enamorar, aun sabiendo que vas a acabar destrozado nuevamente. Si tan solo me escucharas la mitad de las veces … Las cosas aquí marcharían mejor y ambos sufriríamos menos.
No te estoy diciendo que nunca te enamores, eso jamás podría pasar, ya que eres parte de una persona y no de un robot por lo que eso es algo natural e irremediable, pero ¿por qué te gusta tanto sufrir esto una y otra vez? Si ya sabes como es ese tipo, ¿por qué te aferras al pasado de ese modo pensado que quizás algún día cambiará y todo será diferente, fantástico y maravilloso? Sé que aun eres joven e inmaduro, también se que voy a tener que ayudarte muchas más veces, y no me importará. Superaremos todo esto juntos, como lo hemos hecho desde el principio, pero por favor promete una cosa, una sola cosa: promete que me dejarás formar parte de la toma de decisiones si alguna vez ese tipo vuelve a molestar a nuestra niña.
Atte: tu amigo, el cerebro.
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